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sábado, 28 de febrero de 2009

Etapas del marchitamiento de una amistad.


Primero te molesta. Frunces el ceño, intentas llamar su atención. Pero se te pasa enseguida, te dices que es una tontería, que no importa. Es, ante todo, tu mejor amiga, y es normal que te moleste que te preste menos atención a ti, aunque te convences a ti misma de que estás exagerando, de que ella confía en ti y siempre te es sincera.

Luego te enfadas. Sí, tienes un mal día y ella no te pregunta qué es lo que te pasa. Ella se lo pasa bien riéndose con otras personas. Te enfadas mucho, ella te pregunta algo y tú le contestas mal. Entonces es ella la que se enfada. Aún así, pasa el tiempo y un día, por una broma en común, vuelves a reirte con la que sigue siendo tu mejor amiga. Al fin y al cabo, tanto tiempo juntas cuenta, ¿no?

Lo próximo que viene es la indignación. ¿No ha servido de nada haberte enfadado con ella? Ella ni siquiera se ha dado cuenta. Para ella sólo fue un enfado más, un capricho tuyo. Sigue todo igual. Muchas palabras pero pocas acciones. ¿Últimamente ha hecho algo especial por ti? Se ha olvidado de ti en ocasiones, creyendo que no importa porque son muchos años de amistad. No, esto es como el amor, no se puede dar por supuesto. Siempre hay que estar renovándolo, como el carnet de identidad.

Siguiente paso, la decepción. Llega el triste momento en que te das cuenta de que no puedes hacer nada. No puedes ir a decirle todo lo que te pasa por la cabeza, pues se va a sentir atacada, se pondrá a la defensiva y acabaréis peor. Tampoco puedes seguir como hasta ahora, siendo tú la que pone más interés, la que da más en esa amistad. Tomas la importante decisión de dar lo que tú estás recibiendo. Sonríes, bromeas, pareces contenta y feliz...pero estás triste por dentro. Ya no tienes esa gran ilusión por esa amistad que iba a durar toda la vida.

Un día de soledad, esos días fatídicos en los que tienes precisamente demasiado tiempo para pensar, buscas en tu interior y notas el gran vacío que esa amistad está dejando. Esperas a que, por un milagro del cielo, se vuelva a inflar y puedas volver a sentirte llena, feliz. Quieres seguir teniendo esa cosa tan grande a la que te aferrabas cuando discutías con el mundo entero, pero no con tu mejor amiga. Quieres sentir esperanza, aunque poco a poco pequeñas cosas van disolviéndola, poco a poco.

Como una planta cuando sus hojas empiezan a marchitarse, esperando algo de luz y de agua... esperas tú a que, como sólo ocurre en las películas, venga esa persona tan especial para ti y te haga renacer, te haga resurgir. Que te haga volver a sonreir, pero una sonrisa especial. Esa sonrisa destinada solo a tu mejor amiga.

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