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martes, 4 de noviembre de 2008

Silencios que hablan


Hay silencios que necesitan ser escuchados, al igual que hay palabras que deberían ser silenciadas. Hay veces en que simplemente necesitas que alguien te pregunte “¿qué te pasa?” aunque tú no le vayas a contar realmente lo que te ocurre, necesitas saber que alguien se ha preocupado por ti, que te ha notado mal, que sabe que no eres el mismo de siempre. Hay veces en que te das cuenta de que todo el mundo piensa que eres fuerte, que no necesitas que te digan “no te preocupes, todo saldrá bien” o simplemente que se sienten al lado tuyo, mientras aguantas las ganas de llorar, que se siente y te apoyen, que escuchen tu silencio, que comprendan tu alma y tu tristeza.

Eran las diez y media de la mañana de un lunes, acababa de salir de un mal examen, había tenido problemas el fin de semana con mi novio, mis amigas y amigos ni siquiera me habían preguntado qué tal estaba. Me senté en mi silla de siempre, con la cabeza gacha, pues no me apetecía andar con la cabeza alta ese día. Nadie se sentó a mi lado. Los compañeros que siempre se sentaban y se reían conmigo cuando tenía un buen día hoy se habían sentado en otro sitio totalmente alejado de clase. Qué muestra de amistad. La ironía y el sarcasmo me invadieron irremediablemente. Resultaba irónico para mí que siempre estuviera dispuesta a escuchar y dar consejos a mis amigos sobre todo, a dejarles mi hombro para llorar y acariciarles la cabeza en sus momentos malos…pero que eso yo no lo tuviera. Porque tengo que ser yo la que cuente algo, y si lo cuento, se quedan callados, mirando, como si estuvieran en otro mundo, no preguntan. Simplemente tendría que haberme dado cuenta antes de que no querían escucharme. Así de fácil, así de duro. Así es la vida.

Hoy es un día bajo. Uno de esos días que me apetece ir a casa diciendo que me encuentro mal. Llegar, darle un beso a mi madre y meterme en la cama. A llorar, a hablar sola o simplemente a cerrar los ojos y dormir. Dormir tranquila. Pero no lo voy a hacer. Me quedaré en esta clase. Callada. Esperaré a que termine la jornada de colegio. Callada. Cuando me quieran hablar les contestaré concisamente, como si estuviera callada. Pues no les voy a contar nada, ya que no quieren saber nada de mí. Hoy es un día duro, y por eso todo es gris. Pero no pierdan la esperanza, puede que mañana sea un día de color amarillo, o violeta, o rosa quizás, y entonces podré contaros lo dichosa que me siento.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

......sin palabras para describir algo q todo l mundo a sentido alguna vez. t dire q lo mejor s pasar, estos son los momentos n los q t das cuenta d kien s y kien no amigo tuyo. siempre ay un mejor amigo q alomejor no puede star n esos momentos pero q si stuviera t sacaria d l mal momento. muxos besos y felicidades otra ve x lo q scribes. soy rocio, la pesa^^

Andrea González dijo...

gracias rocío, y de pesada nada^^
Un besooo(K)

F. dijo...

Muy bueno!! y como dice Rocio todo el mundo ha pasado por eso.
Besos Gill